La travesía del pasaporte rojo empezó hace unos siete años atrás cuando decidí viajar por primera vez a Europa, hace dos que se volvió algo más cercano y hoy puedo decir que "c'è la abbiamo fatta" (lo hicimos). Así, en plural. Porque esto no lo hice sola, lo hice con la ayuda de mucha gente.
Cuando en abril del 2017 armaba la valija para volver a Europa no me imaginaba en lo más mínimo todo lo que me iba a pasar. Venía con una visa de trabajo VVT (Vacances et Travail) por un año para Francia y después de eso tres meses más como turista. ¿Pero qué iba a pasar después de ese poco más de un año? Tenía más de doce meses por delante, pero al mismo tiempo sabia (por experiencia propia) que no había que dejar todo para último momento. Ahí fue cuando me picó el “bichito del Pasaporte Rojo” y la Ciudadanía Italiana en Italia.
El verano anterior a venirme, entre la organización del casamiento
de mi hermana y los tramites para la VVT, empecé a investigar todo
acerca de mi bisabuelo, que mi papá ya me había comentado que había
venido de Italia allá por el 1900. Cuando llegó el momento del
viaje quedó un poco todo de lado porque llegué a Francia, empecé a
buscar trabajo, una nueva casa, nuevas amigas, verano, la Costa Azul,
playa y empezaron las sorpresas que esta nueva temporada (17-18) me
tenía preparada.
No habían pasado dos meses y yo ya
armaba las valijas para un nuevo destino, un nuevo país, un nuevo
idioma. “La Italia” me esperaba y el “Pasaporte Rojo” volvía
a estar presente.
Gran parte del año pasado (2017) lo pasé estudiando italiano autodidácticamente y leyendo todo lo que podía acerca de la Ciudadanía “Iure Sanguinis”. Hice el árbol genealógico desde mi bisabuelo hasta llegar a mí, tres generaciones de familia que estuvieron y están muy presentes. Gracias a Dios en la Argentina mi papá, mi mamá, mis hermanos, primos, y muchas personas más estaban dispuestas a ayudarme para que este sueño se hiciera realidad.
Gran parte del año pasado (2017) lo pasé estudiando italiano autodidácticamente y leyendo todo lo que podía acerca de la Ciudadanía “Iure Sanguinis”. Hice el árbol genealógico desde mi bisabuelo hasta llegar a mí, tres generaciones de familia que estuvieron y están muy presentes. Gracias a Dios en la Argentina mi papá, mi mamá, mis hermanos, primos, y muchas personas más estaban dispuestas a ayudarme para que este sueño se hiciera realidad.
En noviembre del 2017 decidí volver a
armar las valijas y partir, otra vez, a Francia pero esta vez a los
Alpes para aprovechar el último tiempo de la VVT y poder ahorrar un
poco. Pasé el invierno entre nieve, chocolate, manteca y trufas.
Aprendí mucho sobre la pastelería francesa y puse en práctica un
idioma que había estudiado y me encantaba. Muchos saben que no la
pasé muy bien, pero es una experiencia más en mi vida y doy gracias
por ello.
"c'è la abbiamo fatta" (lo hicimos). Así, en plural. Porque esto no lo hice sola, lo hice con la ayuda de mucha gente."
Llegó mayo, llegó mi familia, llegó
mi cumpleaños y durante tres semanas tuve la gran satisfacción de
alojarlos en mi casa y poder recorrer con ellos gran parte de Italia.
De “la Italia” que para mí yo ya formaba parte. Pero un día
fueron ellos los que tuvieron que armar sus valijas para volver y acá
comienza la verdadera travesía de esta historia: “La travesía del
Pasaporte Rojo”.
Fueron meses de mucho llanto, tristeza, dolor, pensar que todo el esfuerzo de mis papás se venía abajo. No sólo esfuerzo económico, también todo el tiempo que les llevó armar la carpeta. Muchas veces, más de las que se imaginan, quise largar todo y volverme. El nivel de estrés, tristeza, ira (y cualquier otro sentimiento negativo que se les ocurra) que manejé no se los deseo a nadie. Afortunadamente no estaba sola acá, lo tenía conmigo a él.
Fueron meses de mucho llanto, tristeza, dolor, pensar que todo el esfuerzo de mis papás se venía abajo. No sólo esfuerzo económico, también todo el tiempo que les llevó armar la carpeta. Muchas veces, más de las que se imaginan, quise largar todo y volverme. El nivel de estrés, tristeza, ira (y cualquier otro sentimiento negativo que se les ocurra) que manejé no se los deseo a nadie. Afortunadamente no estaba sola acá, lo tenía conmigo a él.
GRACIAS
En primer lugar agradecer a TODA mi familia (mamá y papá, hermanos, abuela, tíos y tías, primos), porque sin ella esto no sería posible. Ellos desde la Argentina supieron apoyarme en mis peores momentos y a pesar de los km siempre estuvieron presentes con un mensaje o llamada y se ponían mal cuando les contaba todos los problemas que me iban surgiendo. GRACIAS. Todo esto es POR, PARA y DE ustedes también.
Gracias también a él, porque sin su apoyo yo no podría haber logrado esto.
En todo momento estuvo ahí, secándome las lagrimas, diciéndome
algo gracioso para que yo me ria, cocinando algo rico porque a veces
hasta las ganas de cocinar se me iban, o simplemente estando. Por eso
GRACIAS amore, GRACIAS.
Y también no quiero dejar de agradecer a todas esas personas - amigos de toda la vida y amigos más recientes, gente que sólo conozco por las redes sociales - que estuvieron atentas a cómo iba el trámite, si me respondían o no, qué podían hacer para ayudarme. Por eso también GRACIAS a la familia de él porque en el último tramo en el que veía todo alejarse otra vez ellos estuvieron ahí ayudándome.
Si algún día les pica el “bichito del Pasaporte Rojo” pueden utilizar ESTA GUÍA como apoyo. Lo pueden hacer solos, sin necesidad de pagarle a nadie pero tienen que saber que es un camino largo y con toda la burocracia que se puede tener. Y si ya iniciaron este proceso y quieren desahogarse con alguien acá estoy también. Con dedicación, fe y esperanza se puede, se los aseguro.
TODO lo que pasó durante esta travesía, ajeno al proceso de Ciudadanía, son experiencias de vida que merecen ser contadas porque parecen de película, tal vez debería escribir un libro . Poco a poco lo iré haciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario