jueves, 10 de mayo de 2018

Mi primer libro de recetas.


Mi primer libro de recetas fue “Las recetas de Maru” – Dulces y Saladas. Me lo regalo mi tia/madrina Cecilia para la Navidad del 99. En esa época Maru estaba en Utilisima y cocinaba en rollers, toda una avanzada!!! Me identificaba con ella porque era loca, tenia los rulos al viento, los ojos celestes, cocinaba a los gritos. Como lo sigue haciendo ahora, como soy yo.

La receta que más hice de ese libro son unas galletas de limón y naranja. Lo que más me gustaba era que cuando las metía en el horno la cocina no tardaba en inundarse de un fresco aroma cítrico que invitaba a todo aquel que quisiera a comerlas. Incluso despertaba a los que estaban durmiendo la siesta. Mi papá, uno de ellos. No quiero decir que mi papá coma las cosas quemadas, pero si las puede sacar en esa milésima de segundo antes de que suceda lo hace. Él siempre me pide que lo que va a comer lo deje un poquito más en el horno. “Para mí mas tostaditas Angie”, son sus palabras exactas. Lo mismo con los scones. Si bien yo le digo que si dejo los scones tiempo de más en el horno se secan y no quedan bien a él no le importa, le gustan así.

Tengo un defecto, en realidad varios; pero el relacionado a la cocina es que cuando me pongo a cocinar no me gusta que nadie me moleste, ni me hable, ni me mire. Por eso siempre cocino a la siesta, cuando todos duermen. Porque además de malhumorada e hinchapelotas, tampoco me gusta dormir la siesta. Es algo que tengo que cambiar, lo sé. Pero me es tan difícil como a ustedes, los que les gusta dormir la siesta, dormir sólo 20 minutos como para retomar fuerzas.

Si me preguntan qué es lo que más extraño de “mi casa” de Argentina es mi colección de libros de cocina. Tengo tantos y de tan variados temas que ya ni me acuerdo cuantos son. Hace dos días se fueron mi mamá, mi papá y mi abuela. Razón por la cual he estado media perdida por estos lados. Vinieron a visitarme, a festejar mi cumpleaños número 30 conmigo. Si, cumplí 30. Se hicieron más de doce mil km para estar unos días juntos. Hacía un año que no los veía. ¿Saben qué les pedí que me traigan? Libros. Obvio que no me trajeron todos, sólo 3. No saben lo difícil que fue elegirlos. Ahí me dí cuenta de la importancia de los libros en mi vida. Y no es que me pase todo el día leyendo, al contrario, los puedo tener ahí y no haber leído entero alguno de ellos. Pero la sensación de tenerlos cerca, de poder ojearlos cuando tengo ganas y de poder hacer alguna receta cuando estoy inspirada me llena de felicidad. La misma que sentí ese día que los vi a ellos tres aparecer detrás de la puerta de arribos del aeropuerto. Les confieso que hasta lloré.

Gracias a los que me han dicho que extrañan leerme, eso también me llena de felicidad.

La Gata Flora.

1 comentario:

  1. besos apretados.... y ya vas a tener tu biblioteca llena de tus libros!!!!

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