lunes, 12 de febrero de 2018

El día que conocí a Narda Lepes, y lloré.

Según la RAE, “ídolo” es una persona o cosa amada o admirada con exaltación. Y “fan”, un admirador o seguidor de alguien; entusiasta de algo. Yo soy fan de la gastronomía en todos sus aspectos y mi ídola es Narda Lepes. 

Emilia, es la mejor amiga que me pudo dar mi carrera. Nos conocimos en el 2006, primer año de facultad, Mendoza – Argentina.  Con ella reí, lloré, estudié, salimos a comer, a bailar, me pasé fines de semana en su departamento porque, al igual que yo, éramos de afuera y a veces no podíamos volver a nuestras casas por tener que estudiar. Fue como una hermana para mi durante ese período, y ahora se transformó en esa amiga que a pesar de los km siempre está presente. Ella es de San Juan (Argentina), y de tanto en tanto cuando podíamos nos íbamos a pasar el fin de semana a su casa que es más cerca que la mía, en San Luis. Su familia me adoptó como una hija más. Me encantaba ir a pasar días con ellos, aunque me tuviera que despertar en la madrugada por el sacudón de un temblor. 
Narda es cocinera y es mi ídola. La admiro como persona, como profesional, por su forma de hablar y de transmitir sus conocimientos, es admiración total. Hacía tiempo que la seguía, me veía todos sus programas (aún las repeticiones) y a partir de uno de ellos es que tengo pendiente Marruecos como destino de viaje.
Hace 8 años, en el ámbito de un Congreso de Gastronomía en San Juan con Emilia, tuve la oportunidad de conocerla y fue uno de los días más felices de mi vida. Recuerdo que estábamos sentadas no muy cerca del escenario, porque como es de esperar Narda convoca mucha gente. Empezó su presentación y yo no daba más de la emoción. Cuando terminó la primera parte dijo: “vamos a hacer un break de 10 minutos mientras preparamos todo para la próxima receta”. Yo pensé para mí misma: este es el momento. Me levanté con mi libro, SU libro, en la mano y me dirigí a donde estaba. Llego, la veo, me mira y me quedé helada, sin palabras, y empecé a temblar. No podía pronunciar una sola palabra de todas las que me había imaginado que le iba a decir. Ella, al ver mi reacción dijo: “Traigan un vaso de agua para esta chica que si no se va a morir! Tomá un poco y calmate. Soy una persona común y corriente, ¿porque te pones así?” Me agarro el libro, me pregunto mi nombre, lo firmó y yo exploté de felicidad. “Vamos que seguimos con la segunda parte”, les dijo a sus asistentes. Yo volví a mi asiento, con mi libro firmado, y escuché atenta todo lo que tenía para decir.
Hay quienes son fan de una banda de música o de un solista y lo siguen a todos lados, van a todos sus conciertos. Yo soy fan de una cocinera, me veo todos sus programas, tengo todos sus libros, cocino sus recetas y si tengo la posibilidad voy a sus presentaciones. Lo único que me falta es ir a comer a su restaurante. Ese es un pendiente que tengo para cuando vuelva a la Argentina.







La Gata Flora.

1 comentario:

  1. Angie... uno llora de emoción, de saber que está frente a alguien que admira y lo tiene a su lado... yo he llorado de emoción frente a Mercedes Sosa, frente a Paulo Freire, frente a Eduardo Galeano y frente a las Majas... y a medida que me voy poniendo más vieja... recuerdo algún momento maravilloso y lloro! Está bueno llorar de emoción. Te quiero y te extraño ... y no me hagas llorar! jajajajajajajajja

    ResponderEliminar

Lo más leído

Relatos de viaje, experiencias de vida, recetas y algo más.

Miembro de

Formulario de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Subir