jueves, 16 de agosto de 2018

Carta a los que no se animan a viajar solos.

A quien aún no se animó a viajar solo.

De mi mayor consideración:
          Tal vez no me conozcas, soy La Gata Flora y a través de esta carta quiero ayudarte a tomar esa decisión que hace mucho estás postergando: VIAJAR SOLO.

          Si desde chico viajaste con tus padres a todos lados, con tus compañeros y tu profesora en las salidas escolares o con tus primos de campamento, si cuando creciste por fin llegó el viaje de egresados y después de eso te dejaron viajar con tus amigos a la costa, si después te pusiste de novio y viajaste con la familia de tu novio, si cuando terminaste la facultad hiciste el tan ansiado viaje a Europa con tus mejores amigos…pero nunca viajaste solo… seguí leyendo esta carta, porque es para vos.

          El común de la gente suele pensar que viajar solo es aburrido, pero no es así. El común de la gente suele pensar que viajar solo es inseguro, pero no es así. El común de la gente suele pensar que viajar solo es no tener a nadie con quién compartir una cerveza o unos mates, pero no es así. El común de la gente suele pensar que viajar solo es tener sólo selfies en tu álbum de fotos del viaje, pero no es así. El común de la gente suele pensar que viajar solo es egoísta, pero no es así.

          Viajar solo es divertido. Imaginate que vas caminando por una callecita del centro histórico de Florencia o por la Gran Vía de Madrid, te estás quedando sin batería en el celular y decidís apagar el gps, doblas en una calle que no tenés idea a donde te lleva y te encontrás con un grupo de gente haciendo un “flash mob”: no me digas que esto no te parece divertido.

          Viajar solo es seguro. Estés yendo a conocer el Everest o a comprar pan a la esquina de tu casa la inseguridad existe, es real. Esto no significa que viajar lo sea. Al viajar, solo o acompañado, tenés que tomar las mismas precauciones que tomas cuando salís de tu casa todos los días para ir a la universidad o a trabajar: asegurarte de que todas tus cosas estén en un lugar seguro, mirar para los dos lados antes de cruzar la calle, no meterte por un calle oscura sólo porque viste un graffiti genial para sacarle una foto, no confiar en alguien que es excesivamente amigable o se te queda mirando de manera sospechosa y por último, pero no menos importante, estar siempre atento a lo que pasa a tu alrededor. El mundo no es tan inseguro como dicen los noticieros.Antes de viajar se pueden informar en internet o en diferentes guías de viaje acerca de qué riesgos existen en el lugar a donde vamos a ir (podés leer el mapa de los riesgos de viaje). Y cuando estemos “in situ” utilizá tu sexto sentido para evitar todo esto. Tenés que confiar en vos mismo.

          Viajar solo es conocer gente de todos lados, todos los días y en cualquier situación. Nunca estás solo, excepto si vos querés que así sea. Puede haber un día en el que no quieras sociabilizar con nadie, de hecho yo he tenido muchos de esos días. Puede haber otros que te levantas con ganas de hablar en un idioma distinto y te pones a charlar con alguien mientras desayunas. O una noche podés tener ganas de salir a conocer la “fiesta” de donde estás y te enganchas con el grupito que está haciendo previa en el hostel. Podes conocer gente desde que te bajas del avión, mientras haces la cola de migraciones, en el metro, en el alojamiento que hayas elegido, en un museo, en un parque, hasta en el supermercado. Y más aún si estás en un lugar donde no se hable tu idioma, apenas escuchas algo que entendes ya es motivo para acercarte.
          Viajar solo no es ser egoísta. Cuando viajas solo sos generoso cuando aceptas sacarle a alguien una foto para que no tenga sólo selfies en su álbum, sos generoso cuando compartís el poco de yerba que te queda para hacerle probar mate a un irlandés, sos generoso cuando una china se quedó sin shampoo y le convidas del tuyo, sos generoso cuando te estás volviendo y dejas en la recepción del hostel los pasajes que te quedaron sin utilizar para que otro lo pueda aprovechar o cuando escribis en la comida que dejaste en la heladera “for free” para que alguno que no tiene nada para comer se pueda preparar algo, sos generoso cuando hay un frasco para “tips” en el bar y pones aunque sea una moneda, sos generoso cuando no pedís bolsa en el supermercado y llevas las cosas en tu mochila, sos generoso cuando haces un free tour y dejas tu aporte, sos generoso…cuando viajas solo sos generoso. “Todo lo que va regresa”, dice mi mamá.

          Viajar solo es la posibilidad de conocerse a uno mismo fuera de nuestro entorno tradicional (la famosa “zona de confort”), no es perderte es encontrarte. Viajar solo es no poder culpar a nadie por perder un tren, reservar en un hostel feo o no hacer el check in para el próximo vuelo porque dependes de vos mismo, vos tomas las decisiones. Viajar solo es poder cambiar el rumbo de tu viaje porque te gustó donde estás y querés seguir recorriendo la zona. Viajar solo es descubrir que podés hacer cosas que jamás te hubieras imaginado como aprender una palabra en un idioma totalmente desconocido, compartir una comida con un japonés o hacerle probar fernet con coca cola a un ruso.

          Viajar solo es ampliar tu red de amistades, es tener un lugar a donde ir en cualquier parte del mundo que se te ocurra y es poder recibir en tu casa a gente de cualquier parte del mundo que se te ocurra.

          Pero viajar solo también es estar lejos de los tuyos, enfermarte y tener que afrontarlo vos mismo, es estar en un lugar con personas a tu alrededor que ni siquiera hablan tu mismo idioma y no saber cómo decirles lo que te pasa por cabeza, es pasar las fiestas y brindar con gente que conociste dos días atrás. Pero no todo es tan negro, nunca nada es tan malo como parece, al contrario, el enfrentarte a este tipo de situaciones es lo que hace que viajar solo valga la pena.

          Por eso seas hombre o mujer, tengas la edad que tengas y seas de la nacionalidad que seas quiero invitarte a perder el miedo y sacar un pasaje a donde quieras para lanzarte a esta aventura de viajar solo. Y si leíste hasta acá pero sos de los que ya perdió el miedo es porque sabes de alguien que todavía está indeciso. Ayudalo, pasale esta carta.

          Sin otro particular, me despido con un grato saludo desde Italia después de haber comenzado el viaje en Chile, cruzado el charco hasta Andorra y pasar por España y Francia para terminar acá. Por lo menos por el momento.

Atentamente,

La Gata Flora.

ilustration
"Los sellos en el pasaporte son tatuajes para el alma".

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